VISITA ESPERADA
- ¿Príncipe Mijaíl Goleníshchev-Kutúzov?- preguntó Manuel, pero sabía la respuesta.
El hombre sentado, casi recostado sobre un sillón rococó a tono con el gran salón, cargaba su pecho lleno de condecoraciones.
- Por favor, solo Mijaíl, no saben lo que hacen cuando lo entierran a uno con todo esto- dijo destacando con su mano estrellas, medallas y listones que le cruzaban el pecho- usted es Manuel, lo esperaba. Borodinó y Tucumán merecen esta conversación. Siéntese.
Belgrano se sentó, cruzó las piernas mientras alisaba su raída levita.
- Gracias Mijaíl, nunca pensé en conocerlo en estas circunstancias, pero nos debemos la charla.
LUIS HÉCTOR GERBALDO
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