miércoles, 14 de octubre de 2020

CORDURA


 

CORDURA

A José "Pepe" Quesada Moreno

Basado en una pequeña fracción

de Vino Amargo, y otros textos.

 

El escritor sevillano llega a su departamento. Con beatífico gesto saluda a su familia. Ya en su escritorio, entra en conversación con Melo y la negra Teresa, suerte de entrevista para conocer sucesos de sus vida, en especial uno que particularmente le interesa. Sigo sus movimientos, sus palabras, cuido de sus pasos.

Moctezuma, el más grande emperador de todos los tiempos. Luego de derrotar al invasor hispano, sacrifica a Cortés por su insolencia, aliarse a los enemigos tlaxcaltecas y pretender enfrentarlo. Él, único representante de Quetzalcóatl, no tiene iguales.

Otra noche más en que deja esperando a su esposa, sumido en la búsqueda del trozo de pirita que se desquebrajó cegando la galería. Sin salir de su estudio, linterna en mano, revisa cada uno de los puntales que cedieron. Necesita saber, encontrar el porqué. Luego de su expedición por la mina, guarda sus papeles y va a dormir. Estoy atento, un tic, un gesto, puede ser la señal.

El emperador azteca, a modo de soberano del Nilo, usa toda su fuerza de esclavos para la gloriosa tarea. Son diez las naves invasoras para entrenar marinos, la restante es desmontada pieza a pieza por sus ingenieros, constructores de pirámides, ahora devenidos en ingenieros navales. La orden del monarca es quintuplicar la fuerza, cuarenta y cuatro barcos se construyeron. Esta formidable armada de Moctezuma consta, entonces, de cincuenta y cinco barcos pesados, y los trece bergantines que Cortés insensatamente usó para atacar Tenochtitlan.

Vuelve de rehacer su rutina de trabajo, el sevillano. Sus hijas lo entretienen con relatos de la escuela, comparte con ellas juegos de mesa, cumple su rol de padre. Un beso en sus mejillas marca la necesidad de recluirse nuevamente en su estudio. Allí discute horas con Lázaro, no acepta que no sepa dónde está el perro. El minero no hace más que encogerse de hombros. Necesita saber para contar la historia. Estoy tranquilo, nada cataliza, nada nos lleva a lo esperado.

La corte del Gran Moctezuma cuenta con la presencia de Gerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero, quienes hacen del paso por la isla de Cuba una pequeña demostración del poderío Azteca. Luego de reducir a la población, completar víveres y hacerse de toda arma de fuego que encontraron, están listos para la conquista. Con el Tocado del Dios Quetzalcóatl en su regia cabeza, el emperador da la orden de poner proa hacia la Hispania que osó molestar su paz, el Dios Emplumado iba por ella.

El fin de semana se presentaba propicio, soleado, iniciando sus vacaciones veraniegas, el sevillano va con su familia a la Playa de las tres Piedras, cerca de Chipiona. Un viaje de poco más de una hora que asegura belleza. Llegar y marchar a la playa se realiza sin escalas. Esposa e hijas jugando en la arena, él sentado mirando al poniente. De pronto, ve cómo se dibuja en el horizonte la armada de Moctezuma. Ya no puedo responder por su cordura.

 

©Luis Héctor Gerbaldo


viernes, 2 de octubre de 2020

MICROCUENTO BELGRANIANO II

 



SOLO NACEN VARONES

Deja de llorar, mujer. El gaucho Miranda monta con el más chico a grupa. Su voz dura hace que el pedido suene a reprimenda. La mujer carga unos bultos, la poca pertenencia que pudieron llevar. Los hijos, que todavía no tienen edad para la chuza, tratan que las ovejas mantengan la marcha. Miranda capitana el grupo. Con orgullo mira a sus cinco hijos, todos varones. En tiempo de guerra solo nacen varones, piensa. La marcha es dura, mantener el paso por el pedregoso suelo es una tortura, como si hubieran afilado las piedras para romper los calzados. La mujer se cae, Miranda acomoda al niño para desmontar. ¡Usted! Levante esa mujer y llévela al carretón. Mi General, ella puede, responde con respeto Miranda al ver que la orden es del Gral. Belgrano. Haga lo que le digo, insistió. Sin esperar respuesta, el General siguió el paso.


LUIS HÉCTOR GERBALDO

MICROCUENTO BELGRANIANO I


 

VISITA ESPERADA


- ¿Príncipe Mijaíl Goleníshchev-Kutúzov?- preguntó Manuel, pero sabía la respuesta.

El hombre sentado, casi recostado sobre un sillón rococó a tono con el gran salón, cargaba su pecho lleno de condecoraciones.

- Por favor, solo Mijaíl, no saben lo que hacen cuando lo entierran a uno con todo esto- dijo destacando con su mano estrellas, medallas y listones que le cruzaban el pecho- usted es Manuel, lo esperaba. Borodinó y Tucumán merecen esta conversación. Siéntese.

Belgrano se sentó, cruzó las piernas mientras alisaba su raída levita.

- Gracias Mijaíl, nunca pensé en conocerlo en estas circunstancias, pero nos debemos la charla.


LUIS HÉCTOR GERBALDO

martes, 29 de septiembre de 2020

EL FUSIL DE ANTÓN


El fusil de Antón

Con la confianza quebrada, regresó a la cabaña. Había salido con la excusa de ir a cazar, para volver y sorprenderla. Una serie de encuentros, que no pudieron ocultar su propósito de mensajería, provocaron en Olga desasosiego. Ansiedad que no consiguió o no quiso ocultar. La actriz no soportaba la vida de aislamiento que le ofrecía Antón, necesitaba el bullicio de la ciudad, sus amistades, y a Konstantín, su maestro y real amor.

Antón cruzó la puerta de ingreso, dejó el fusil sobre la chimenea, se dirigió a la habitación, no entró, a través de la puerta escuchó a los amantes. En un instante todos sus miedos se hicieron realidad, todo el amor que le profesaba se transformó en rencor, llanto, odio, gritos contenidos que no rompieron el silencio. En un momento prevaleció el amor, luego el odio, luego el amor. Esta bipolaridad sentimental terminó por convencerlo de que lo mejor era salir, retirarse, dejar que ame a quién elija, no podía obligarla a ser su mujer. A pesar de su decepción, optó por retirarse. Luego volvería a buscar sus cosas y marcharía a San Petersburgo.

Sumido en sus emociones, buscó la salida. Al pasar frente a la chimenea vio el fusil. Se detuvo y pensó: hice la regla, debo cumplirla. Tomó el rifle y decidió terminar esta historia.

 

LUIS HÉCTOR GERBALDO



Nota:  Elimina todo lo que no tenga relevancia en la historia. Si dijiste en el primer capítulo que había un rifle colgado en la pared, en el segundo o tercero este debe ser descolgado inevitablemente. Si no va a ser disparado, no debería haber sido puesto ahí.

Antón Chéjov